Columna Diario SUR. Sábado, 28 de febrero 2015
'Querido Centro' por Jacqueline Campos
Negocio
o regalo, no lo sé, la cuestión es que Marbella dispone de un
complejo deportivo en pleno centro en el que niños
y mayores tendrán la oportunidad de jugar al pádel,
baloncesto e incluso patinar, sin tener que pagar o coger un transporte. Y como
a caballo regalado no se le mira el diente,
serán muchos los que agradezcan al sevillano merengue Sergio
Ramos el millón de euros que ha invertido en nuestra ciudad. Desde luego
los madridistas, seguro que sí. Tirando de hemeroteca, nos
encontramos con que este proyecto levantó ampollas en su momento y provocó
el
rechazo de numerosos colectivos ecologistas ya que su puesta en marcha conllevó
la
tala de 60 árboles centenarios. Detrás,
también había un reguero de problemas y escollos
urbanísticos generados en anteriores equipos de gobierno y que
después de un intenso trasiego de compras, ventas y bancos fue a
parar a la empresa de la que el futbolista es accionista.
De
acuerdo con que debajo del recinto deportivo hay un negocio de seiscientas
plazas de aparcamientos o más, pero se ha cumplido con aquella
promesa inicial de que a cambio de la licencia para su construcción,
aquella superficie del siempre recordado campo de fútbol
Francisco Norte, se haya convertido en un centro de ocio y deportivo que será
explotado
por el consistorio. De verdad que, lamentablemente, no es muy común
disfrutar de hacer deporte en el centro de una ciudad sin ningún
tipo de cuotas y sí, en cambio, es habitual ver o sufrir
desarrollos urbanísticos que siempre benefician a unos pocos y trastornan a
unos muchos.
Hablando
de trastorno o pena, no podemos obviar lo que preocupa tanto a partidos políticos
como empresarios y ciudadanos a causa de la imagen que está
proyectando
nuestra principal arteria de Marbella. En estas circunstancias son muchas las
voces que quieren y deben ser escuchadas, algunas con más
intereses que otras, pero todos ansiamos que se encuentre una solución
urgente a Ricardo Soriano. A nadie le cabe duda que estamos refiriéndonos
a la tarjeta de presentación que brindamos a los que vienen a
visitarnos por primera vez o a los residentes asiduos, es lo mismo. El caso es
que el rumbo de declive que ha tomado la famosa avenida, que orgullosamente
lleva el nombre de una de las primeras personas que apostó
por
esta bella ciudad, provoca una cierta desolación.
Es
cierto, que esta vía principal ha desarrollado a lo
largo del último siglo un papel fundamental, estructurante como dicen
los técnicos de la moderna Marbella. Desde su juego como parte de
la histórica CN 340, conocida como carretera de Cádiz,
por la que transitaban miles de automóviles en el ir y venir de un lado a
otro de la provincia de Málaga, hasta el rol de una avenida
repleta de tiendas que mostraba orgullosa el potente sector comercial de la
ciudad con la calidad y exclusividad de las mejores marcas que nos permitía
marcar diferencias con otras ciudades de Andalucía.
Pero esta época, que tuvo su esplendor en los noventa y principios de
este nuevo siglo, ha terminado de manera evidente. Los grandes establecimientos
han arruinado al pequeño y mediano comercio y están
desolando los centros históricos de las ciudades de forma
implacable. Por esta razón, resulta obligado adelantarse y
preparar alternativas a la situación actual ya que afecta a la economía
de la ciudad, a la vida de los ciudadanos y a la antes aludida imagen de gran
lugar turístico y comercial.