COLUMNA DIARIO SUR. Sábado, 27 febrero 2016.
'Dominio Público o Talibanismo' por Jacqueline Campos
La noticia acerca de la
prohibición por parte de la Demarcación de Costas de reparar el paseo marítimo
de Puerto Banús, me ha causado cierta perplejidad. Sin entrar en cuestiones
legales es evidente que, aún sin ser leguleyo, casi todo el mundo conoce eso de
la imprescriptibilidad del dominio público. Una palabreja que viene a definir
la protección que la ley otorga a los bienes de dominio público para impedir
que la apropiación de las cosas públicas puedan llegar a consolidarse con el
paso del tiempo.
Ahora bien, una cosa es que
los privados nos apropiemos del dominio público para un uso particular y sin
utilidad social y otra, que cuando las obras han sido realizadas por otras
administraciones vinculadas a un interés público, en el momento que se produce algún
temporal o evento extraordinario y ocasiona alteraciones, venga Costas a
echarse encima e intente impedir la reparación de los daños ocasionados. Quizás
esta manera de proceder de la citada administración del Ministerio de Medio Ambiente
provenga de años atrás y
posiblemente, en muchos casos, haya sido positiva para el litoral.
Modelo de dominio público en Playa de Corralejo. Fuerteventura |
Pero hay que tener en cuenta
que las obras realizadas por los ayuntamientos, como es el caso de los paseos
marítimos de la Costa del Sol, están dando un servicio público de importancia y
un valor relevante para la sociedad. Este es el caso en el que puede pensarse,
no me atrevo a decir de forma tajante, en un cierto talibanismo por parte de la
Demarcación de Costas en Málaga, como también ha podido ocurrir con los
chiringuitos. Un tipo de ocupación del dominio público que, mira por dónde, la
gran mayoría de la sociedad considera positivo.
Modelo de dominio público en Playa de Corralejo. Fuerteventura |
Mientras tanto, podemos
observar como en otras zonas turísticas, como por ejemplo las Islas Canarias, hay
una gran cantidad de espigones para la creación o protección de playas e
incluso instalaciones desmontables sobre la propia orilla. De la misma manera
que existen zonas de uso deportivo o similar creadas por los establecimientos
hoteleros en aras de concesiones administrativas. Es decir, zonas que mantienen
su carácter y condición de dominio público pero que tienen un uso adecuado y
dirigido al cumplimiento de otros fines públicos como puede ser el turístico.
Y ya que Marbella se
consolida como el segundo mercado nacional en materia de facturación de bienes
y servicios de alta gama, no tiene mucho sentido que Puerto Banús tenga la mayor concentración del mundo de grandes firmas de
moda y complementos por metro cuadrado y, por otra parte, una constante
negativa en disponer de un paseo marítimo o una ampliación del propio puerto
que estén a la altura de esa industria del lujo que, según aseguran, se
encuentra en plena expansión. Es una lástima que por estas cuestiones no
lleguemos a figurar entre los diez puertos más exclusivos y
lujosos del mundo dónde reposan las exclusivas embarcaciones de los
millonarios aficionados al mar. Con lo que daríamos por tener como compañeros
de este ranking al Yacht Club de Mónaco, Ibiza Magna, Porto Cervo y Yas Marina
Abu Dhabi, por ejemplo.