Columna Diario SUR. Sábado, 25 de octubre 2014
'Cómplices y Espectadores' por Jacqueline Campos
Espero
superar mañana el jet lag del cambio horario con éxito y no padecer los síntomas
derivados del desfase de hora como son la dificultad de coordinación y la disminución
de la capacidad de concentración, es decir que esté lo bastante fresca y
avispada como para sintonizar el televisor sin tener que pedir sopitas. Vaya
mañana que nos espera entre manecillas y mandos si queremos estar en hora y al
día porque sino nos podemos quedar sin ver la tele y eso sí que no. Vamos, con
lo divertida que está estos días la programación, que a más de uno nos tiene
más enganchados que antaño un culebrón venezolano.
Estamos presenciando atónitos una gran teleserie con muchos episodios, en
el que concurren todos los elementos integrantes en irrepetibles situaciones
embrolladas de relaciones personales de la mejor novela rosa, amarilla y negra
que se tercie. Con buenos, malos, estafadores, despechadas, ladrones, ricos,
muy ricos dentro de la misma pantalla y luego los pobres, o sea la mayoría de
nosotros, fuera de ella. Hasta hace bien poco de todos los folletines emitidos,
los venezolanos eran los primeros en alcanzar la fama en España. Pues ea, ahora
los tenemos de denominación de origen, no todas las medallas se las tenía que
llevar el aceite o el jamón, ahora también el chorizo.
Y por las fechas que se avecinan, estar sentados frente a un aparato bien
sintonizado nos da juego a ir cosiendo, sin perder el hilo, un disfraz para la
nueva fiesta que hemos acogido en el calendario, que para algo tiene que
servirnos estar en la comunidad, me refiero a la europea. No veas las ideas que
te da ver las noticias para ser el más original del party porque aparecer con
tu traje de contención del ébola delante de tus amigos, esas caras de poema que
se les puede quedar a los angelitos no van a tener desperdicio. Pero ahora
resulta que esta genialidad se le ha debido de ocurrir a más de uno porque ya
hay una empresa que no para de recibir pedidos y su dueño defiende que es normal
ya que está en consonancia con el espíritu de la fiesta y que a la gente lo que
le gusta son los disfraces que provocan miedo en Halloween.
Pues si la Obregón ya se ha comprado dos trajes de quita y pon, tal como
ella misma afirma, para un por si acaso, los demás no íbamos a ser menos aunque
es más fácil y barato disfrazarse de banquero o político. El problema que tiene
este tipo de caracterización es que puede dar miedo, risa o vergüenza y si es
muy bueno, incluso hay riesgo de recibir algún que otro correazo. Me gustaría
recordar parte del título de un ensayo del profesor Fernando Reati y que dice
algo así como ‘Culpables e inocentes, héroes y traidores, cómplices y
espectadores’ en alusión a las representaciones de la violencia política en su
país en los últimos treinta años. Lástima que sea perfectamente transportable a
cualquier otro país del mundo, qué pena que hasta al nuestro. P.D. Hoy no he
mencionado Marbella ¿o si?