Columna Diario SUR. Sábado, 31 de enero 2015
'El Tour de FITUR' por Jacqueline Campos
Viajar es una de las aficiones con la
que más soñamos y disfrutamos todos a lo largo
de nuestra vida, por eso FITUR bien merece una visita ya que en un día
tenemos la posibilidad de recorrer, al menos, medio mundo. Y no solo con la
imaginación, sino hablando con sus gentes, conociendo su cultura,
degustando su gastronomía y haciéndote
muchas fotos con mujeres y hombres vestidos o disfrazados para la ocasión.
Pero si además coincide que vas el día
de su inauguración, los atractivos son mayores. Que si mira quien esta ahí,
que a ver si me ven, que si codazos para la foto, que si donde puedo cargar el
móvil
porque se me arruinan los selfies, en resumidas cuentas que lo que cansa no es
la moqueta sino el tejemaneje del tour.
Es indiscutible que Andalucía
brilla con luz propia en la principal feria internacional de turismo, es
envidiable la gran puesta en escena que sus responsables llevan a cabo y, no
cabe duda, que las oportunidades de interrelacionarse en el evento son sólo
comparables con la WTM o la ITB de Berlín. También
es verdad que es el mejor escenario para la rentrée
de figuras políticas e incluso monárquicas. En esta trigésima
edición se escuchó ovación
real y vuelta autonómica al ruedo. La expectación
era máxima por muchos motivos que todos ya conocemos, pero yo no
esperaba el baño de multitudes que recibieron los principales
protagonistas de nuestro país y comunidad.
También
hay que destacar que el postureo al que nos tenían
acostumbrados los representantes, tanto del ámbito
político como empresarial, en las ediciones de antaño
afortunadamente ha ido desapareciendo para dar paso a un ambiente de auténtico
networking, es decir lo que siempre hemos entendido por hacer contactos e
intercambiar tarjetas. Algo fundamental que se echaba en falta entre tanta
exposición sobredimensionada y que, al final, solo era un agujero
por el que se iban muchas pesetas en representación
que, además, se remataba en famosos asadores y marisquerías
de la capital de España.
Vaya que si han cambiado las cosas
porque lo bueno que nos ha traído este gran bache económico
es una destacable bajada de humos y una sensata estrategia de trabajo. Los
asiduos y entendidos hablan de la primera feria en la que se respiran aires muy
optimistas que se alejan de la crisis, unas afirmaciones que se alimentan con
los datos aportados por responsables de la materia. Es evidente que hay razones
para el optimismo, sin la menor duda, pero cuidado porque debemos tener consciencia
de cuán efímera es la alegría
y con qué rapidez cambian las circunstancias geopolíticas
que condicionan toda la economía mundial y, de manera especial, el
turismo.
No resulta de recibo tanta ínfula
de evanescentes dirigentes que vociferan en los medios destacando solo los
visitantes que recibimos, sin tener en cuenta otros factores como la
rentabilidad real de las empresas turísticas o la generación de empleo, olvidando que una
fluctuación inesperada de la libra esterlina nos puede dejar sin tanto
turismo británico. Así que en lugar de cansarnos con los números
deberían saludar respetuosamente a la moneda británica
cantando 'God save the pound'.