COLUMNA DIARIO SUR. Sábado, 20 junio 2015.
'San Juan' por Jacqueline Campos
La noche del próximo martes celebraremos San Juan
con un sinfín de rituales en torno al fuego y el agua para purificarnos, pedir
deseos y alejar los malos augurios como hacían nuestros antepasados más antiguos.
Otra cosa será lo de saltar por encima de la hoguera que no están las hernias
para tanto bote por muchas propiedades curativas que tengan las cenizas. Así
que habrá que conformarse con dar saltitos de espaldas a las olas del mar,
tomarnos unas sardinas con una buena caña y recargarnos de energía positiva que
para eso tenemos mucho litoral para disfrutar. Bueno, y en casa que no falten las velas de colores como símbolo de pureza
y regeneración que no negras, las de los males que nos acosan.
Parece
que todo esto es lo que han debido estar celebrando por adelantado en los miles
de despachos de este país, lo digo por lo de la regeneración, la pureza, los
males y lavados, pero no de pies sino de cara. Y además, los hay que han salido
más quemados que en el mejor San Juan de su vida. Se han llevado a cabo cambios
de estructura a la espera de los de gestión porque también igual están
esperando a otra celebración, como la de las uvas. Aunque también hay que decir
que según en que zona del país son más dados a seguir con las tradiciones.
Estamos
todavía en la fase de los gestos y los recién llegados a las instituciones
quieren dejar sus señas de identidad o marcar su territorio, aunque algunos sean
de bastante mal gusto como los del edil madrileño con sus famosos tuits
insultantes para mucha gente. Pero más allá de una minoría de ciudadanos que
les gustan ese tipo de gestos, la mayoría espera que haya cambios de verdad,
que dejen de servirse de los cargos y sirvan de verdad a las entidades que
representan. Es decir, que den ejemplo de sencillez, transparencia, humildad, vocación
de servicio y, a ser posible, de buen hacer y eficacia en el cumplimiento de
sus obligaciones.
Por
supuesto que uno de los temas fundamentales es el de los sueldos. Es difícil
comprender que esta clase de gestores tengan sueldos tan altos y
estratosféricos que dupliquen o tripliquen lo que ese político ganaría en la
vida normal. No es que se haya visto mucha bajada de emolumentos que digamos, por
eso cuando nos llega la noticia que hay ediles y regidores que no cobran de las
arcas municipales un sueldo, uno puede empezar a creer en ‘los otros’. Queda
claro que todos no son iguales y los hay que aún se sonrojan por el
desprestigio que muchos han dado a su profesión. Estos son los que,
seguramente, recibirán las bendiciones de San Juan en la noche más corta del
año.
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