'Seña de Identidad'

Columna Diario SUR. Sábado, 13 de septiembre 2014

'Seña de Identidad' por Jacqueline Campos





En esta Marbella de contrastes, conocida por sus fiestas, el ir y venir de multitud de gentes, culturas y costumbres, un gran escaparate que a su vez es capaz de guardar el mejor de los secretos cual amigo fiel, ésta nuestra ciudad comienza a relajarse ante la llegada de la caída de la hoja. Es verdad que cuando comienza el año esperamos con impaciencia el verano pero, para ser sinceros, el desenfreno vacacional en ocasiones nos hace perder la paciencia para pasar del deseo del estío a un indeseable hastío. En cualquier caso, conviene recordar los números facilitados por los representantes municipales en materia de comercio afirmando que las ventas han aumentado un diez por ciento.


Algunos hablan del mejor verano de los últimos diez vividos o sufridos y, evidentemente, todavía estamos con la resaca del citado incremento de ventas que ha sido más evidente en el último mes aunque algunos no opinen lo mismo. Está claro que las grandes superficies han estado tomadas por los residentes, visitantes y turistas en general al igual que los hoteles de excepcional renombre que han colgado el cartel de completo y además con clientes que a más de un empresario de hostelería le hubiera chiflado marcarse un selfie. Pero, como digo, el pequeño comerciante no ha tenido la misma suerte y desde la amiga que vende periódicos hasta la de la tienda de delicatessen me confesaban que no habían alcanzado los números soñados.


Este sentimiento no ha pasado inadvertido entre los mencionados responsables y, por el motivo que sea y que a estas alturas da lo mismo, se quiere incentivar las ventas en este sector más desaventajado. Menos mal que mientras tanto queda el esperanzador septiembre aunque ya se nos haya evaporado la mitad del mágico mes y todavía tenemos la suerte de disfrutar de un casco antiguo con imágenes de callecitas, plazas, terrazas y restaurantes que quedan grabadas en la memoria de los que tenemos la suerte de vivirlas. Una seña de identidad que, afortunadamente, es querida por todos y que en cada visita nos sorprende algo nuevo.


Ojalá que su fisonomía termine abarcando todo el centro de nuestra urbe para terminar con la imagen, a veces fantasmal, de la arteria principal que se dibuja en los meses invernales y, ya puestos a pedir, que seamos uno de los destinos más solicitados de los miles y miles de cruceristas que cuando ponen pies en el puerto de Málaga se dirigen rumbo a otras ciudades como Granada o Sevilla para disfrutar de tan solo unas pocas horas. Esta misma semana daban ganas de fletar autobuses tuneados con fotografías del casco antiguo y salir al encuentro de los más de seis mil turistas que llegaron a bordo del barco más grande del mundo. Al fin y al cabo, nos saldría mucho más barato buscar y fidelizar turistas a no más de cuarenta kilómetros que en otros confines del mundo. Solo es un poner.

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