'Ojú que Caló' por Jacqueline Campos
Los calores de este verano parece que van a batir records, no solo
estadísticos sino también en la memoria de los mayores. Hay algunos que me han
comentado que no recordaban haber sufrido tan altas temperaturas desde los
tiempos de su juventud. Esta circunstancia climatológica es algo que puede
suponer graves peligros para la salud de las personas, especialmente aquellas
que por su edad o condiciones personales puedan tener mayor debilidad,
especialmente en zonas de interior donde estas altas temperaturas llegan a
producir situaciones de alerta de alto nivel.
Los casos de deshidratación son muy frecuentes y al mismo tiempo también de
manera contradictoria, se manifiestan frecuentes resfriados por los contrastes
de temperaturas en los recintos cerrados donde el aire acondicionado es
obligado. Por cierto, abríguense bien si van a viajar en el AVE porque las
gélidas temperaturas que se imponen en sus vagones son difíciles de soportar si
no es precavido y se lleva alguna ropa de abrigo.
En fin, pero no todo es malo con las altas temperaturas ya que también es
cierto que esas duras condiciones de vida en el interior hace que todavía más
personas se vean obligadas a venirse a las zonas marítimas. Costas como la
nuestra que, aunque calurosas también, al menos disponen de esas corrientes de
aires o de vientos influidos por el mar que dan ese alivio de fresquito que, al
menos a ciertas horas, permite respirar un poco tranquilo.
Así que huyendo del calor sofocante, obligados por las imperativas vacaciones
de agosto o por el agobio de las grandes ciudades, nos encontramos con un nuevo
mes lleno a rebosar más que nunca. No sé si cabemos más personas ya en este
Marbella que a pesar de su extensión tiene puntos, llamemos débiles o si lo
prefieren negros, donde en el mes de agosto es difícil de transitar. Aunque
como dice el refrán, por mucho trigo nunca es mal año, así que esperemos que
tantos turistas y visitantes sirvan para eso, para que haya mucho trigo en esta
ciudad, para soportar el que después todos llamamos, o sufrimos, largo
invierno.
Pena que los malditos conflictos políticos internacionales y la bajada del
rublo, hayan disminuido la presencia de turistas rusos y, sobre todo, hayan
reducido considerablemente las inversiones inmobiliarias de los ciudadanos de
la gran Rusia, porque era lo que hubiera faltado, y se nota. Como también se
palpa la ausencia de turistas de Arabia Saudí aunque, por otro lado, si que se
observa una considerable presencia de turistas marroquíes a quienes se les
puede ver por los más importantes centros comerciales haciendo sus compras.
Ya lo único que nos haría falta es que este agobio multitudinario que
caracteriza la época central del verano se complementara con un buen septiembre.
Un mes en el que, obviamente, no se puede hablar ni por asomo del número de
visitantes de agosto pero que, sin embargo, suele traernos turistas de alto
nivel económico y generoso, gracias a lo cual nuestras estadísticas en cuanto
gasto medio de los turistas, mejora sensiblemente.
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