'Blue Moon' por Jacqueline Campos
La
noche de ayer, la última de julio, fue escenario de la luna azul, la llamada
‘blue moon’ que sólo se deja ver cada tres años. Se llama azul pero no la vimos
de ese color, sino en los tonos blancos, grises o plateados que apreciamos
normalmente. Más o menos como ocurre con los príncipes. El caso es que este mes
hemos tenido dos lunas llenas y la de anoche fue la segunda, quizás el motivo
por el que hasta la presidenta de la Junta dio a luz a su primer hijo. Ya sabemos que el parto ha sido
por cesárea programada y que la creencia popular de que la citada fase lunar
influye en la frecuencia de nacimientos es un tanto dudosa pero, aunque sea de
vez en cuando, hay que seguir creyendo en la magia.
Durante las últimas semanas han circulado en las
redes sociales todo tipo de comentarios acerca de lo que, parece ser, estaba
ocurriendo en el hospital público Virgen de Valme de Dos Hermanas, donde
trabaja la ginecóloga que ha atendido el embarazo y parto de Susana Díaz. Las
reformas de paredes, inmobiliario y medidas de seguridad llevadas a cabo en el
centro hospitalario con motivo de la visita y presencia de la primera autoridad
de la comunidad autónoma no han sido bien acogidas por el propio personal sanitario
ni por los usuarios e internautas. Opinan que se ha dado prioridad a una serie
de comodidades en vez de solucionar carencias como la falta de personal y de materiales
debido a los recortes aplicados en el mencionado hospital.
Hablar de un parto VIP y de mejoras
contrarreloj para lucir ante las cámaras al igual que afirmar una utilización
de la sanidad pública como instrumento político, quizás sea un tanto exagerado.
Si que es cierto que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y, en
este caso, la dotación de más y mejores condiciones sanitarias en nuestros
hospitales deberían ser objetivos prioritarios, pero no sólo en Andalucía sino
en todo el país. Qué pena que nuestra presidenta no haya optado por que su
primogénito hubiera visto la primera luz en Marbella y así estamos seguros que,
finalmente, se hubieran terminado las obras en el Hospital Costa del Sol, que
bien le hubiera venido ese empujoncito.
Lo mismo que nos hubiera venido de
maravilla que el dinero de las responsabilidades del caso Malaya fuera a favor
del Ayuntamiento de Marbella puesto que al final la que ha resultado
perjudicada por los delitos de Roca y compañía
ha sido nuestra ciudad. Lamentablemente, quizá con razón legal pero
desde luego no moral, el Tribunal Supremo ha decidido que corresponde al
Estado. Pero eso no quita para que animemos al Consistorio a pelear duramente
para que la administración central compense si no en todo, sí al menos en buena
parte de esas indemnizaciones a nuestro ayuntamiento y, con ello, poder
revertir parte de lo que una serie de funestos personajes nos robaron.
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