'Que tendrá Marbella' por Jacqueline Campos
No pretendía recordar el
título de una de las rumbas más famosas de este país, sino uno de los muchos artículos que
Umbral dedicó a esta ciudad desde tiempos inmemorables. Fueron muchas perlas
las que pudimos leer de las que cito dos, ‘Marbella es un sopor diurno y un
champán de frivolidad nocturna en la copa azul del mar’ y ‘Marbella es el
clavel, o el nardo de alma árabe y española, en la solapa reverencial, frente
al dólar de alma judía y monetarista’. Decía el escritor que esta ciudad fue la
playa del esnobismo durante todo el fin de siglo como a principios lo había
sido San Sebastián hasta que en los años noventa la horteridad empezó a invadir
uno de los rincones más deliciosos y esnobs del Mediterráneo. Umbral no
titubeaba al asegurar que entre políticos y magnates del petróleo habían
convertido Marbella en un Benidorm internacional y con mejor pasado, pero con
poco futuro.
Al igual que él, yo también alcance a vivir la
Marbella de Don Jaime de Mora y Aragón, Jimmy como le llamaban sus amigos, quien
con
imagen de aristócrata de monóculo y bastón se convirtió en uno de los grandes
promotores turísticos de Marbella y, posteriormente, relaciones públicas del
multimillonario Adnan Kashoggi. El hermano de la Reina Fabiola, además de ser el
protagonista de la jet de las fiestas estivales, fue el verdadero precursor de
los inversores con capital árabe. En los años setenta, ochenta y parte de los
noventa, la vida en España tenía un coste realmente bajo debido a las sucesivas
devaluaciones de la entrañable peseta. Así que estas circunstancias económicas
ayudaron a que los precios en el sector turístico e inmobiliario se mantuvieran
bastante competitivos y que el país, y por supuesto la Costa del Sol y Marbella,
siguiera creciendo cada año. Una cabeza despierta como la de Jimmy supo
interpretar y vender muy bien esta situación a sus amigos de Oriente Medio que se
sentían muy a gusto en el sur de España.
Desde entonces, jeques árabes, multimillonarios, nuevos
ricos y famosos convirtieron Marbella en un destino turístico,
generosamente conocido en todo el mundo. Si seguimos repasando el mercado árabe
y saudí, recordamos que David Shamoon era el propietario
de una villa palaciega en la Milla de Oro y que vendió en los setenta al entonces
Príncipe heredero y ahora fallecido Rey Fahd de Arabia Saudita. Los hoteles Marbella
Club y Puente Romano también eran suyos y gracias a él se vendieron muchas
propiedades a la Familia Real Saudí y, por consiguiente, a otros hombres de
negocios y dignatarios de Oriente Medio.
Estos días hemos conocido la buena noticia
que Alanda Hotel Marbella ha abierto
sus puertas convertido en el primer hotel de concepto ‘halal’ dirigido a los
turistas árabes respondiendo así al creciente interés que tienen en nuestro
país. Según las previsiones que apuntan desde las oficinas y
delegaciones de Turismo de la Costa del Sol, se va a producir un crecimiento
del veinticinco por ciento en estos
mercados emisores. Una lógica aplastante si nos ponemos a pensar que una
familia con hijos decide disfrutar de dos semanas de vacaciones en Europa,
léase Londres, París o Marbella, antes que ir a los países vecinos de Oriente
Medio con los conflictos actuales. Y entre el norte de Europa y la Costa del
Sol, está claro cual es la opción más deseada para descansar y tomar el sol.
Por este motivo, la inversión inmobiliaria crece en las zonas que se ven
beneficiadas de esta consecuencia, sobre todo cuando se enteran de buenas
oportunidades de compra. Así que no se nos vaya a olvidar ahora que en Marbella,
durante cinco décadas, han sido muchos los precursores del turismo árabe y eso
que no tenían el escaparate de la Arabian Travel Market.
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