Caviar y Champán


Columna Diario SUR. Sábado, 16 de noviembre 2013

'Caviar y Champán ' por Jacqueline Campos


Me alegró ver Marbella en el espacio que La 1 de TVE dedica al tiempo. Fueron tres planos con playa incluida para constatar que la firma del convenio de colaboración, firmado ese mismo día entre la alcaldesa y el director de Radio Televisión Española, parece haber producido efecto inmediato. Porque ya está bien que cada vez que nos anuncian el parte meteorológico siempre tengamos que ver el buen clima que se disfruta en las playas valencianas o lo mal que se pasa en el paseo marítimo de A Coruña cuando intentas abrir el paraguas. Aunque espero que la promoción de la ciudad por parte de Televisión Española no quede sólo en pronunciar el nombre de Marbella por sus excelencias climatológicas y que, sobre todo, el compromiso de acercar el ente público estatal a la localidad no dependa de que los equipos de gobierno, local y nacional, tengan que comulgar con las mismas ideas políticas.


También me satisface que el consistorio se esté cuestionando la cesión de un local para que los compañeros de Radio Nacional realicen su trabajo y que pudiera convertirse en la percha para que TVE materialice ese llamado nuevo punto informativo. Y que además, sea el inicio del desembarco del resto de canales entre los que incluyo los privados y, por supuesto, el autonómico. Ya es hora que Marbella sea tomada en cuenta en el conjunto de España, como bien dicen, y que además de ser uno de los motores más potentes de Andalucía en materia turística, lo sea también en el ámbito de la comunicación. Al fin y al cabo, este aspecto es fundamental en el mundo actual en el cual lo que no se comunica, es como si no existiera. Pero que se lo crean ellos mismos, claro, ya que no es la primera vez que veo la promoción de edificios gestionados por empresas públicas en la Costa del Sol y el resto de nuestra comunidad, donde las imágenes de Marbella lucen sí, pero por su ausencia.


Como profesional de los medios de comunicación, recibo frecuentemente llamadas de productoras de televisión en las que demandan para sus programas de televisión, personajes de una jet-set ya inexistente, familias acaudaladas dispuestas a enseñar sus mansiones y automóviles de lujo y, lo que al parecer llama más la atención a un público de mesa camilla ávido de crítica, rusos y rusas empachados de caviar y champán. Esto es lo que pasa cuando no paramos de vender una mal encaminada imagen de mercado turístico del lujo en España. Lo que nos hace falta son menos encuestas de bajo perfil con resultados a gusto de quién las paga y más trabajo profesional de base pegado a la realidad, porque la aparición de Marbella o Puerto Banús en medios nacionales e internacionales debe llevar una imagen más que cuidada para que verdaderamente nos respalde como marca turística.


Y sobre todo, no pretender que esas imágenes tópicas del joven disfrutando de botellas de champán junto a bellas señoritas o al volante de coches de gran cilindrada mientras pasean entre escaparates de firma y yates, nos conviertan en la capital del mundo del lujo y, en su lugar, tratar de aprender con seriedad y humildad lo que otras zonas consolidadas en el turismo de lujo vienen haciendo desde hace muchos años.

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