Columna Diario SUR. Sábado, 29 de septiembre 2013
'I Have a Dream' por Jacqueline Campos
Creo que el ministro Gallardón es de los que más habilidad ha
demostrado entre los miembros del Gobierno para aunar opiniones y actitudes
contrarias a sus reformas. Y aún partiendo de la base de que casi todas las que
ha planteado se consideran convenientes e incluso necesarias por muchos, sin
embargo ha puesto especial empeño en traspasar las líneas a partir de las
cuales se produce el incremento exponencial de los que están en contra. En
otras palabras, ha demostrado poca cordura y sentido común en las reformas,
como es el ejemplo de la ley de tasas judiciales, frente a la que se han alzado
todas las profesiones jurídicas sin excepción alguna. Y no porque consideren
que no deban existir tales tasas, que de hecho existen desde hace bastantes
años, sino porque su elevado importe restringe de forma excesiva las
posibilidades de acceso a la Justicia, que es un derecho constitucional.
Por cierto, el Tribunal Supremo ya ha declarado ilegal dicha
ley en lo que afecta al orden social y otros órganos judiciales se han
cuestionado seriamente su constitucionalidad. Y como siempre quien resulta
perjudicada es la sufrida clase media que no llega a poder acceder a la
justicia gratuita pero que tiene que decidir si paga la hipoteca o pone el
pleito que le afecta. No sabe bien el PP la cantidad de votos que ha perdido
por esto y además en sectores sociales y profesionales que le eran propicios. Pero
por si no tuviera bastante con la mencionada ley, ahora el ministro se propone
la reforma de la planta judicial, a lo que en principio en buena lógica nadie
podría oponerse. Sin embargo, una vez más son planteamientos extremos que llevan
a parecidos comentarios como en el caso anterior.
Y en lo que afecta a Marbella, el ínclito Gallardón plantea
como único partido judicial a nivel provincial el de Málaga capital lo cual, pura
y simplemente, parece un gran disparate. Con razón el Colegio de Abogados de Málaga
y el Ayuntamiento de Marbella han expresado su lógica disconformidad con la
pretendida reforma que supone crear unas inmensas ciudades judiciales,
difícilmente gestionables por la ingente cantidad de servicios que requiere.
Además de suponer un claro ejemplo de excesivo centralismo provincial,
especialmente grave en provincias de gran dimensión como es la de Málaga. En este sentido, es mucho más razonable la
postura del Presidente de la Audiencia Provincial de Málaga quién, con bastante
sentido común, recientemente propugnaba establecer tres grandes partidos judiciales,
en Málaga capital, Marbella en la parte occidental de la provincia y Nerja en
la oriental.
Realmente esta es la opción que deberíamos defender, puesto
que es fundamental que una ciudad de referencia en todos los aspectos como es
Marbella, con una actividad y dinámica económica en muchos aspectos superior a
numerosas capitales de provincia, esté dotada con unos servicios judiciales
acordes con la propia importancia social y económica mencionada. Aunque
comprendo que estamos ante un tema árido y casi reservado a los profesionales
del derecho, desde luego forma parte esencial del futuro que consideramos
adecuado para nuestra ciudad. Porque sin duda alguna, debe contar con una
merecida capitalidad de un gran partido judicial y disponer de juzgados civiles
y tribunales de todas las jurisdicciones con las dotaciones de medios
materiales y personales adecuados. Y si es posible, que esta reflexión se tenga
en cuenta por aquellos que trabajan actualmente en el futuro y deseado Plan
Estratégico de Marbella. Como decía Martin Luther King, “I Have a Dream”, que
todos los partidos políticos se unan en la defensa de algo tan importante para
Marbella y la Costa del Sol. Seguro que la sociedad lo agradecerá.
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